Quizás la tarea más
importante de la adolescencia consiste en la búsqueda y construcción de la
propia identidad; es decir, poder contestarse así mismo a la pregunta
"¿quién soy en realidad?" y/o “¿Quién quiero ser?”. He aquí donde se
tiene que desarrollar los propios valores, opiniones e intereses y no sólo
limitarse a repetir los de sus padres o de las otras personas. Han de descubrir
lo que pueden hacer y sentirse orgullosos de sus logros, pero para poder
sentirse amados y respetados por lo que son, primero se debe saber quién
es uno.
El niño logra su identidad mediante un proceso de
identificación con los demás, haciendo suyos los valores e ideas de otros. Pero
a medida que se va creciendo y desarrollándose en la etapa de la adolescencia,
en cambio, han de formar su propia identidad siendo uno mismo con sus propios
valores e ideas que uno cree que son necesarios.
Buscar la propia identidad es saber quién es uno,
hacia donde se dirige en la vida y en qué forma uno encaja en la sociedad. Se
refiere a la estabilidad que requiere una persona para lograr la transición de
la dependencia de los demás a la dependencia de sí mismo. En otras palabras es
la sensación de ser un individuo único, una especie de sentimiento se
singularidad individual que uno experimenta como alguien irrepetible. La
integración y unificación de las diferentes auto descripciones y su
estabilidad en el transcurso temporal constituirán el núcleo de la identidad.
Al final de la adolescencia, la identidad comienza a actuar como una fuerza moldeadora que orienta los planes y proyectos de vida. El contenido de la identidad tiene que ver con los compromisos, las elecciones, la ocupación laboral, los valores, las ideologías, la conciencia crítica, los roles, la sexualidad.
Al final de la adolescencia, la identidad comienza a actuar como una fuerza moldeadora que orienta los planes y proyectos de vida. El contenido de la identidad tiene que ver con los compromisos, las elecciones, la ocupación laboral, los valores, las ideologías, la conciencia crítica, los roles, la sexualidad.
La identidad es el resultado de la vinculación
de tres formas de integración: la espacial, la temporal y la social. Todas
estas vinculaciones conforman el autoconcepto, es decir el conjunto de
características que conforman la imagen que un sujeto tiene de sí mismo. Este
concepto de sí mismo no permanece estático a lo largo de la vida sino que se va
desarrollando y construyendo como proceso. En el autoconcepto interviene
la autoconsciencia y de manera fundamental la autoestima.
El logro de la identidad es el objetivo final, que se alcanza cuando los
adolescentes reconsideran todos los objetivos y los valores establecidos por
sus padres y por la cultura, aceptando algunos y rechazando otros.
El
proceso de construcción de identidad es largo. Puede durar incluso toda la
vida, porque las personas van cambiando sus opciones, las intenciones que
colocan en cada cosa que hacen y las experiencias que suman a sus vivencias.
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